Ya sé leer

La única lección que he aprendido, y al parecer aprenderé, con persona o institución alguna ha sido leer. Jamás en mis 25 años he aprendido otra lección que se le compare, o que me haya brindado los frutos que esta me ofrece. Porque leer significa para mí mi propia vida, una enseñanza que jamás sabré cómo agradecer.

Como una niña cualquiera, recuerdo que parte de mis primeros años los pasaba con cierta incomodidad al no poder conocer todo lo que los “grandes” conocían. No sabía qué decían los carteles de las carreteras, ni el periódico, absolutamente nada de lo que me rodeaba. Lo máximo que podía hacer era tomar un lápiz de color y rayar las paredes (mi casa terminó cual mural expresionista gracias a mi “intervención”, ya que, según mi madre, al no tener hojas en blanco, me permitió rayar todo lo que se pusiera a mi paso) y decir que escribía como mi mamá (por ello lo primero que aprendí hacer en letra corrida fue su firma, ya imaginarán cuantas veces la falsifiqué a la hora de entregar algún examen reprobado). Pero esta sensación, de no saber qué me rodeaba, creo que fue la que dio origen a que muy dentro de mi pensara que la única forma de crecer y ser mayor no era a través de mi estatura o los años, sino cuando aprendiera a leer. Fue así como fastidiaba a mi madre constantemente para que me enseñara y ella quien siempre me leía toda clase de historias lo supo hacer como ninguna otra.

Como buena niña venezolana mis primeras lecciones no podían ser otras que en los libros “Angelito”, “Coquito” y “Kikiriquí”. En ellos aparecían las letras grandes y redondas, acompañadas de dibujitos que nos decían a qué se referían. Fue así que junto a la “a” salía un avión, junto a la “e” un elefante (a veces chiquito y bonito y otras con cara de bravo), a la “i” le correspondía la iglesia, a la “o” el oso, y a la “u” un racimo de uvas (aunque sospecho que ésta analogía trajo como consecuencia que a las “u” siempre las veo moradas y con sabor a uva).

Cualquier niño que no tenga pena de recordar que fue niño sabrá qué sintió la primera vez que reconoció las vocales en todos los lugares, aquella primera página del libro traía consigo una sensación que nos decía que para ser grandes sólo nos faltaba un paso, sólo bastaba empezar con las consonantes, sus combinaciones y los números para que el mundo fuera nuestro porque después de las vocales todo es pan comido. Fue así que apareció en nuestras vidas la letra “m”, la misma que nos enseñaría cómo se veía lo hace tiempo atrás decíamos: mamá, y su extraña afirmación al cuadrado de la “eme con la "a" es "ma". De ahí en adelante todo parecía amor: “mamá me mima, mama me ama…” Bueno, con la siguiente aprendimos que no sólo mamá nos amaba sino que papá también tenía su parte, pero, no sé ustedes, el turno de papá nunca tuvo la fuerza de mamá; además, él estaba detrás de ella, y cuando leíamos que él nos amaba parecía que se aprovechaba de las “emes” de mamá.Y así siguieron las lecciones, creo que la más complicada fue la “c” aún no entiendo cómo hace ella para convertirse en “q”, o en algunos casos en “ch”. Es media pretenciosa esa letra.

Al final, cuando todo ya estaba aprendido, parecía que habíamos alcanzado el cielo. Desde ese día he leído muchísimos libros, algunos buenos otros no tanto, pero puedo decirle que ninguno se compara cuando por primera vez pude leer una lección que decía “que alegría, que gran placer porque al fin ya sé leer”.


Pdata: Por si acaso dudan de mi amor a los libros miren la foto... jejejeje

4 exclamaciones:

Francisco Pereira dijo...

ma me mi mo mu
pa pe pi po pu
Mamá Mimo
Papá Pepe PiPa Pipo Papa Pipí Pupú
Mopa Mapa Pomo Poma Puma

La Hetaira dijo...

JEJEJEJE creo que tu pasaste por esa .. pero no me vas a decir qué la mejor siempre ha sido y será :
"mamá me mima"
Besos

J. L. Maldonado dijo...

Amena lectura y reflexión sobre tu proceso de aprendizaje. Todos pasamos por ahí pero no recuerdo que alguien lo haya contado como lo hiciste.
Va bien.

La Hetaira dijo...

J. L. muchassss gracias por tus comentarios dejados en mis blogs. es un placer saber que algo que he esrito sea leído, y más aún, apreciado... Muchisimas gracias por tu visita...

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