Robo en el Mcdonalds de Chacaito
Ante el ataque constante de la violencia y la inseguridad a la sociedad venezolana los ciudadanos debemos refugiarnos en los establecimientos que pregonan, además, de buenos productos, calidad en servicio y, principalmente, seguridad. Premisas, que no fueron cumplidas cuando en días pasados una amiga fue víctima de un robo dentro del McDonalds de Chacaito. Ni los empleados, ni el personal de seguridad, ni el gerente fueron solidarios ni responsables ante la situación. Todos, dignos representantes de la filosofía que cada día se apodera de los venezolanos: "ese no es problema mío", guardaron silencio y permanecieron inmóviles ante el robo; a sabiendas, de que todo ocurre cuando uno de sus empleados le pide a mi amiga ceder parte de su asiento, a quien parecía ser una honorable ancianita.
La lamentable historia va más o menos así:
Mi amiga, pasada de buena gente, se sienta junto a una señora cuyos rasgos la delataban como extranjera, al no hablar español la señora, y en vista de que se encontraba sola de visita en el país, mi amiga decide hablar con ella pero en inglés y le advierte que en Caracas es super fácil que a un extranjero lo roben. Mientras esto sucede, uno de los empleados del MacDonalds le dice que le dé parte de su asiento a una "viejecita" quien sospechosamente, según mi amiga, se sienta de lado. Mientras comen, un señor que se encuentra sentado en la mesa continua le señala a mi amiga algo que supuestamente se le había caído al piso; Ella pensando que es de la señora con quien conversa se agacha a recogerlo; en ese instante, la "ancianita" toma su maletín y mágicamente "desaparece" con todos sus objetos personales, en su mayoría cuadernos, libros y lápices, lo único de valor que tenía era el celular con mi bolívares de saldo y siete mil bolívares en sencillo.
Contrariada, mi amiga se da cuenta que ni la ancianita, ni el empleado que la sentó a mi lado, ni el hombre que le señaló el piso, están por los alrededores, habían desaparecido sin dejar rastro y, supuestamente, jamás fueron vistos por el empleado de seguridad. Por si fuera poco, absolutamente nadie dentro del local fue capaz de ayudarla. Le negaron el teléfono, dudaron de su palabra, no dejaron que viera a los empleados para identificar al que le colocó a la "vieja ladrona" al lado, el gerente la trató mal, y nadie, absolutamente nadie fue capaz de ayudarla, amén de los policías que encontró cerca y quienes en vista del silencio de los empleados y lo próximimidad de la estación del metro, poco podían hacer.
Ahora, me pregunto: ¿McDonalds es el lugar "entusiasta, divertido, limpio y seguro" del que tanto hablan? ¿El mismo cuya imagen corporativa señala su ambiente familiar y amable?... Si es así, señores, con razón cada día los venezolanos somos más paranoicos, "coño'emadres" y desagradecidos. Pensar que mi amiga le estaba advirtiendo a la extranjera de la inseguridad en este país, y terminó engañada, robada y vejada. Por favor, detengámonos un momento y pensemos en el otro, ayudar no cuesta nada. Todos estamos en el mismo barco y nos vamos a hundir entre tanta desidia y desinterés.
lunes, enero 21, 2008
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1 exclamaciones:
Quizá fue que nació piche, pero este país hace rato que se pudrió, se jodió pues, y allí comparto la opinión del gran Argnies Rodriguez, de que, salvación, no hay. En esta mierda las viejas roban, la sal no sala, el azúcar no endulza, la carmencita no tiñe el arroz y los guisantes se deshacen a pedazos.
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