Observando...

En esta oportunidad me voy a permitir cierta licencia para divagar analíticamente sobre un "fenómeno" (si cabe tal designación) que he observado. El mismo se refiere a que ya no es necesario imaginarnos al típico turista asiático, en pantalones cortos y cámara al cuello, caracterizado por viajar y tomar fotos en exceso, especie de souvenirs mnenonímicos, sin detenerse a "percibir" o analizar lo que fotografían. Estos viajeros sin tiempo ya no vienen del Oriente, están en todos lados: en los museos, en los conciertos, en las plazas, centros comerciales y demás "casas de empeño" donde cualquier excusa es válida para preservar el "recuerdo".

¿Pero cómo lo hacen?. La versatilidad y rapidez de la tecnología permite el uso, casi inmediato, de herramientas completamente disímiles. Ya no hace falta ser fotógrafo profesional para acceder a un cámara de mediana calidad porque tu celular, el mismo que llevas en el bolsillo, posee lo necesario para desenvolverte en un mundo de imágenes.

Pero esto no es lo que me llama la atención, aunque lo merece, lo es la ACTITUD del espectador frente a lo que se supone es una obra de arte. Si tomamos en cuenta que toda obra de arte (pintura, escultura, instalación, concierto, etc.) es un proceso de comunicación donde a grandes rasgos existe un emisor o artista, un mensaje codificado en una obra y un receptor o espectador, nos lleva a preguntarnos cuál es el papel que juega esa fotografía como elemento "decodificador" del mensaje.

Disculpen de antemano pero aquí empieza mi divagar delirante...

Este hombre postmoderno, genio del consumo "cool", es exponente de lo efímero (no sé qué otro término usar) del consumo de sensaciones. Este es incapaz de observar su alrededor. Cinco minutos frente a una obra sin "hacer nada" equivale a "una pérdida de tiempo", importantísima, porque, aunque no lo parezca, este hombre siempre está sobre la hora.

Curiosamente, este espectador (traducido como "aquel que mira con atención, con contemplación un objeto o espectáculo capaz de producir deleite, dolor u otra sensación) llama a estas experiencias "tiempo libre, ratos de esparcimiento... de ocio", y aún así están esclavizados a un reloj; aunque, ¿sí no es el tiempo lo que pierden, porqué son incapaces de permanecer un minuto frente a algo, en estado de contemplación?. Parecieran ser seres incapaces de sentir, de analizar, de oler, de vivir.. o será ¿qué yo estoy equivocada?.

Verlos es una especie de ritual que se repite una y otra vez: llegan, miran de arriba a abajo, sacan la cámara y pasan al objeto siguiente. En el caso de la pintura ya no importan (si alguna vez tuvieron importancia) los trazos, la imagen o lo qué sea. La obra es fragmentada, reducida a pixels, y por lo tanto "reconstruida" en una imagen que si se quiere es completamente distinta a la original, la cual habrá de ser observada en otra ocasión, si es que el tiempo no los permite, sea a través del propio dispositivo (teléfono móvil o cámara digital) o de un ordenador.

Dejemos las pasiones a un lado y tratemos de ser objetivos...

Esta forma de interacción es completamente válida. Ya no sólo hablamos del uso de los medios digitales como galerías virtuales (net work) ni como medios de producción (net art). En esta interacción creador-obra-espectador, el espectador participa también como creador. No sólo la interpreta (si es que hay tiempo para interpretarla) él la vuelve a decodificar a través de sus propios códigos y transmite un nuevo mensaje para así crear una nueva obra...

Esto es sólo el principio, mejor me pongo a investigar y a leer, semióticamente, la forma en que puedo abordar estas particularidades que observo. Mientras tanto, y en nombre del tiempo perdido, espero que la próxima inauguración de alguna exposición a la que asista, después del vino y los pasapalos, en medio de un salón completamente en blanco, me entreguen un pendrive o cd con las fotos de las obras a exponer. Eso sí, si aún no lo han hecho (cosa que dudo), paguen el derecho de autor por la idea.

1 exclamaciones:

Ruben Bike dijo...

Interesante entrada, tendre que leer el resto de tu blog... saludos desde el norte de mexico

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