Algunas veces tengo la sensación que este credo, tan conocido por todos y desconocido por muchos, ha sido utilizado en los últimos años para el provecho de quienes están acostumbrados a tergiversar lo más valioso de un pueblo: su cultura. Pareciera que el afán del provecho personal a unos supuestos ideales (no pretendo ofender a nadie pero así lo siento) pueden más que la razón, la sensibilidad y la creencia en las cosas buenas. Con el paso del tiempo se han apoderado, excluyentemente, lo que antes era de todos. Así lo hicieron con el nombre de mi país, La historia, la bandera, Bolívar, la rebeldía, la revolución, el comunismo, el color rojo, Alí Primera, y para usted de contar. Antes, ser comunista o socialista -usted escoja- era un sueño rozando lo utópico. De eso hablaba el "mechúo" de la escuela de sociología, o el loco que leía de todo, ese quien en el fondo sentía que las cosas podían ser mejor. Pero señores, y lo dejo muy claro desde mi modesta opinión, lo que se vive acá no es comunismo ni nada, es un populacho barato, de mal gusto, que distorsiona lo bello del pueblo.
Más allá de que pretendan posicionarse del libre pensamiento y la diversidad, aún puedo decir que desde mi rincón tengo el gusto de creer en lo que antes creía, y en esto Aquiles Nazoa me ayuda. Autor venezolano que conocí a través de mi padre, quien supo regalarme un pequeño tesoro encerrado en las páginas de un libro que me hablaban de la "vida privada de las muñecas de trapo". Para quienes no lo conozcan sepan que considero a este autor como una de las más hermosas plumas nacidas en mi tierra (uuff... que rico se siente decir que es "mía"). Sus Crónicas han sido de las cosas más bellas que he leído. Ya en otra oportunidad hablaré de él; mientras, he aquí algunas de las frases de su credo que repito como mantra todas las mañana cuando me levanto (las pinté en la pared de mi cuarto para no olvidarlas). Si lo desean acá pueden encontrarlo en su totalidad.
Creo en Pablo Picasso todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Charlie, hijo de las violetas y los ratones, que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo, pero que cada día resucita en el corazón de los hombres. Creo en el AMOR y en el ARTE, como vías hacia el disfrute de la vida perdurableCreo en las monedas de chocolate que atesoro bajo la almohada de mi niñez.
Creo en el sortilegio de la música,
Creo en Rainer Marie Rilke, héroe de la lucha del hombre por la belleza, que sacrificó su vida al acto de cortar una rosa por una mujer.
Creo en el perro de Ulises y en el gato risueño de Alicia en el País de las Maravillas,
Creo en la amistad como el invento más bello del hombre.Creo en los poderes creadores del pueblo.Y creo en mi mismo, puesto que sé que alguien me ama.
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